-¿Y ella?-le pregunto- ¿Sigues con ella?
El asiente, sin más. Como si el hecho de asentirlo dejase zanjado el tema. Como si el tema no importara.
Pero importa, y el lo sabe, es lo más importante que se opone entre nosotros. Me estoy enfadando.
Y entonces miro sus manos, dos alianzas, estoy enfadada. Pero me concentro, no puedo llegar y cambiar su mundo en un segundo. Pero quiero pegarle, quitarle las alianzas. Y por un segundo pierdo las ganas de besarle. Y lo vuelvo a pensar, no puedo llegar a su vida y cambiarla por completo...
...¿O si?
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¿Otro sueño efímero?
Un placer leerlo.