Sonreía como un condenado, era una luz cegadora la de su sonrisa, con esos dientes inmaculados propios de los de su especie, era arrogante y estúpido, muy estúpido. "¿Porqué sonríes?" le pregunté agarrando con fuerza el puño de la espada mientras sus alas se desplegaban. "Por que no puedes matarme" dijo con arrogancia.
-¿Y ahora porqué sonríes tu?-
"Por que está muerto" dije mientras sacaba la espada de la vaina, mi brillante y preciosa espada llena de sangre dorada, propia de los ángeles
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¿Otro sueño efímero?
Un placer leerlo.