26.04.2012 [#1]

Y sin más, ya hay una hora fijada, cinco y media. No hay escusas que poner, y ni siquiera retrasarlo, no, porque si no ya no será lo mismo. Tengo que ir, tengo cosas que hacer antes. Y a pesar de eso, llego con tiempo, con el pelo algo alborotado de la moto, tensiones fuera. Y en cambio los nervios no dejan de crecer.

Y ahí está mi amiga, la misma que escuchó aquella estúpida conversación. Pero las cosas han cambiado, ya no es lo mismo. Y aquí estoy, agachada en el balcón, junto a ella a que aparezca él. [Estúpida].

Y aparece, sencillo, como siempre, hacía tanto que no le veía, o quizás no, pero eso me parece. Las piernas me flaquean y aun así quiero hacerle esperar, no demasiado. Se sienta, me espera, le escribo un mensaje, lo recibe y contesta "Para entonces puede que ya no esté".  Mierda

Me levanto, las piernas me tiemblan, dejad de temblar, YA. Bajo a tropicones por la escaleras, salgo, y ahí está el. Llevo en las manos el casco, algo que hacer, nervios. Y camino, todavía no he llegado y quiero besarle, en el instante en el que le veo, se que quiero besarle. Respira Cristina

Llego, lo tengo enfrente, mi chico irritante, y le abrazo.

"Estúpida- susurra mi mente-" Pero ya es tarde, le he abrazado, y no hay lugar para un beso.

Al final es verdad que estábamos enamorados y eramos fuimos tan tontos de no aceptarlos.

¿La sonrisa? ¿Que ocurre cuando el amor de tu vida pasa por tu lado? Sonríes, eres feliz de haberlo conocido.