Hacía al menos seis meses que no sabía nada de él, y justo al entrar en aquel bar allí estaba.
Había pasado una eternidad desde el día que estuvo en mi rosal, escondido.
& saber que estuvo allí tampoco fue tan difícil, solo él podría haber dejado una rosa blanca entre todas las rojas de mi rosal.
Pero ahí estaba en el último lugar en el que esperaba encontrarle.
- ¿Que desea señorita?- preguntó el camarero
- Lo mismo que aquel chico - contesté señalando con la cabeza a Dániel.
Esperando que la copa llegase, me senté justo enfrente de él, tenía la vista fija en su copa, bordeaba el filo con el dedo, pensativo, viejas manías.
- Aquí tiene señorita -
El primer sorbo se me antojó fuerte -whisky- Él jamás bebería algo así, pero el jamás hubiese entrado en aquel bar de mala muerte.
Intenté dejarme llevar, pegué otro sorbo y pude escuchar como Skin, nuestra canción sonaba de fondo.
Cerré los ojos, terminaría la copa y me iría de allí, huiría, él no se merecía más dolor del que ya le había hecho.
-¿Como siguen tus rosas?-
Abrí los ojos de golpe, y allí se encontraban los suyo, mirándome fijamente.
Bueno puedo decir abiertamente que: ME ACABO DE ENAMORAR DE ESTA ENTRADA! ♥
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